sábado, 15 de noviembre de 2008

Academia de poetas

Sudaba...
Enrojecía...
Pensaba...

Nadie me había preparado para este momento. Ni las largas horas frente al televisor, ni las idas y venidas con el pan para el desayuno y el lonche también. Encontrar una respuesta, encontrar una, nada más.

Nada más sencillo para algunos, y se suponía que debería ser sencillo para mí. Pero no lo era, ¿cómo explicar el asunto? Si ni podía explicarme convenientemente cómo había llegado hasta allí.

Hace unos meses era otro. Veía cine para adultos escondido en el cuarto del fondo. Donde habían tirado el televisor viejo. Compraba el pan y me quedaba con el vuelto; iba a la "U" como todos, estudiaba como todos, y por supuesto, me copiaba como todos. En resumen, hace unas semanas era un sujeto que despertaba, comía, dormía y hablaba por teléfono como todos (tal vez hablaba un poco más que todos), y cuya única singularidad era la de tener el cuarto más asquerosamente desordenado del mundo. Es posible que allí comenzara todo este asunto, pensé‚ en una millonésima fracción de segundo, porque el cerebro es maravilloso para esas cosas. Tan maravilloso que un día traté‚ de ver dos canales al mismo tiempo, con un televisor prestado y me confundí al punto de no querer volver a pensar nada en la vida... la cuestión es que no sé cómo, pero pude ser capaz de recordar en ese preciso momento, cómo es que me había metido en este problema; cómo una cosa había llevado a la otra, hasta terminar en el pico del embudo de la triste realidad, y es así que, un día encontré un papel de color escándalo en el suelo y cometí el error de levantarlo y ponerlo sobre mi escritorio -esa manía mía de recoger todo presumiendo que algún día podrían servir- y bueno, allí encima del escritorio, se entiende que habían un millón de porquerías esperando ser útiles. Y que lo natural hubiese sido que aquel trozo pasara a formar cola... Pero no fue así...

Muy pronto el trozo de papel tuvo que serme útil, cuando me llamó Carol, que estaba bien rica y no pude evitar anotar su teléfono 232258 con la siguiente nota de atención:

OJO: HEMBRA BUENA Y RICA

Y que pocos días después la vieja -mi mamá- me gritara que dejara de ver esas porquerías del canal de los adultos, “porque ya sé que te estás pirateando el cable, ¿crees que tu madre es boba?, ¿crees que soy tu burra?, por último en esta casa todos somos iguales, así que, por favor, inmediatamente te me vas a comprar el pan y algunas otras cosas que necesito urgente y que te voy a decir cuando bajes por la plata”. Y yo con todo lo maravilloso del cerebro humano encima, no opté por otra cosa mejor que anotar la lista del mandado, con el objeto de no olvidar nada, para que a mi mamá, de lo contenta, se le olvidara de que había estado viendo la "La Venus Negra", y que para ello, dentro del millón de cosas que había en mi escritorio esperando ser útiles, el que me fijara únicamente en aquel maldito papel amarillo en el que dormía el teléfono de la rica Carol y que ahora yo escribiera 20 panes, 1 kilo de azúcar, a lot of hot dogs (para abreviar), no podía significar otra cosa que mi asunto era un cuestión del destino, del fatalismo o de energías negativas.


-Pero volviendo a la realidad:
-¿Cuál es tu opinión de este poema?
-Sí, ¿Cuál es tu crítica?


Y ya todos me miran con impaciencia, y en otro segundo mi cerebro vuelve hacia atrás para retomar la retrospección interrumpida, para recordar que desde entonces ese trozo de papel fue mi especie de agenda, mi lista negra o algo parecido. Lo llevaba por todas partes anotando lo "importante", y esto último podía ser cualquier cosa, como por ejemplo el tema de una asignación:


ANEMIA


En ocasiones hacía dibujitos en las esquinas, y cuando estuvo lo bastante sucio lo usé, como ficha para un examen de biología en el cual no recordaba precisamente el perfil biofísico de una nota que hoy ya he terminado de olvidar por completo, y el hecho es que así seguí hasta que un día llegué‚ a llenar completamente el papel ese. Y por supuesto no lo tiré, porque pensé‚ que podría servirme para algo, y en efecto, un día de resfrío estuvo lo suficientemente visible y a la mano como para sonarme los mocos con él, luego de lo cual tampoco lo boté, porque después de tantos usos ¿cómo podía no estar seguro de que volvería a serme útil alguna vez?



Y lo fue... no de la manera que esperaba pero lo fue. Y es gracias a eso que hoy me encuentro en esta situación. Un primo mío llegó de viaje. Vio mi hojita llena de garabatos y luego exclamó: Primo eres un poeta formidable... Le miré‚ con asombro: “No sé de que hablas.” “Cómo que no, este es el mejor poema gráfico que he leído en mi vida.” “¿Poema? ¿Gráfico? ¿Qué es poema? ¿Qué es gráfico?” “No te hagas, es excelente, tus figuras son muy buenas... el sentido -sobre todo- es impresionante,” “¿cuál sentido?” “Toda la futilidad del amor y el esfuerzo humanos cuando se conforman a la limitada esfera de la realización inmediata y superficial, ¡la destrucción de los ritos, la deshumanización del hombre, el camino, la muerte, todo está aquí hecho poesía!”



“Hay carajo... como decirte que no...” -le respondí, no muy convencido de mi presunto genio.



Y entonces vino el concurso, y aquel jurado de grandes hombres de letras que me concedieron el primer lugar en la categoría Poesía mayores y la correspondiente invitación a participar en esa agrupación de escritores despeinados y rebeldes, cuyo líder se había rapado complemente la cabeza y se había puesto una argolla de pirata en una oreja y había escrito casi todos sus poemas cuando se había dado cuenta de que el mundo “era una mierda”, y luego todos entusiasmados con eso de que hay que organizar un recital, “y ahora qué‚ hago” -me dije-, como me digo ahora, que por tercera vez, al sonar el tercer segundo me han preguntado “¿cuál es tu crítica? como ganador de los Décimo Quintos Juegos Florales de la Ciudad de las Flores,” y por lo menos ahora ya sé más o menos, cómo rayos fue que me metí en este lío de tener que hacer públicamente una crítica del poema "MISERIAS", de nuestro gran líder, que lo ha escrito debido a que por enésima vez ha descubierto que el mundo sigue siendo una mierda, y por eso mismo qué puedo decir de:

“Polvo en los ojos
Una luz se ha escondido detrás
de tu detrás,
Cucarachas recorriendo
el delante de tu adelante,
Mujer desnuda
Un disco de postes
se orina sobre el mundo
the word se comprime en un orgasmo
Miserias...
Las cucarachas también se orinan sobre el mundo.”



Bravo, bravo, aplausos, aclamaciones, y ahora la crítica del ganador de los últimos juegos florales, sudor frío, caras atentas, me hago el que no escucho, y entonces transcurrieron los tres segundos que les digo, como no hay más remedio abro la boca -a lo mejor sí soy poeta después de todo- y digo:



“Bueno yo... yo... en primer lugar, me haría a un lado para que no me caiga la pichi.”

Cuento enviado para la revista Casa de Asterión, por Pavel Jaúregui Zavaleta.

Dibujo de Marcos Villanueva
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Roberto Pável Jáuregui. Trujillo, Perú; 1973. Es escritor, conferencista y abogado. Obtuvo la Segunda Mención Honrosa en cuento del XIII Concurso Literario Lindero (1998) y la Primera Mención Honrosa en Poesía en el XIV Concurso Literario Lindero (1999); fundador del Grupo Literario Horda (2000). Ha publicado en diversas revistas y diarios del país.

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